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ACTITUTES PSICOPATÓGENAS DE LOS PADRES Y OTROS ADULTOS - Coggle Diagram
ACTITUTES PSICOPATÓGENAS DE LOS PADRES Y OTROS ADULTOS
Separación de la fuente de seguridad
El déficit o carencia de estímulos en este caso ocurre por la separación total o parcial transitoria o permanente del niño respecto de la persona con la cual ha establecido en lazo fundamental de afecto y que constituye su fuente principal de seguridad.
Éste lazo se establece a partir del sexto mes aproximadamente. Su intensidad crece rápidamente a partir del octavo mes.
La separación tiende a ser más patológica entre los 6 meses y los 3 años.
Su patogenecidad depende de varios factores: la duración de la separación; las circunstancias en que quede el niño y la forma de ser del niño.
Deficiencia general de estimulación psicológica: Institucionalismo
El institucionalismo es un retardo del desarrollo de la personalidad total, producido por una deficiencia de estímulos, sobre todo sociales (provenientes de otros seres humanos) en el medio ambiente de la institución.
La deficiencia de la estimulación puede existir en los estímulos sociales: proporcionados por la (o las) figura(s ) materna(s).
La deficiencia de la estimulación puede existir también en el afecto: aquel que despierta la figura materna y que constituye el lazo social primario y la fase necesaria para que el niño obedezca, respete e imite las cosas que constituyen los cimientos de lo social.
La deficiencia de la estimulación puede existir en la seguridad: al convertirse en su fuente principal de seguridad, la figura materna, facilita al niño estímulos que pueden beneficiarlo y protegerlo de aquello que puede dañarlos.
Otras fuentes de estímulos sociales
La persona que cuida el niño (figura materna) constituye su fuente principal de estímulos desde muy temprano (segundo, tercer mes).
Para el niño criado en ambiente familiar sus fuentes de estímulo son: el padre, los hermanos, otros niños, adultos de la familia y con quien se relaciona.
Destaca el papel de la figura paterna, que en años sucesivos deberá ofrecer un modelo del papel social sexual masculino a quien debe imitar el varón y con quien aprender a relacionarse la hembra.
Estímulos físicos
El medio físico en que se desenvuelve el niño deberá ofrecerle amplias y variadas oportunidades de desarrollar sus actividades de juego, manipulatorias y exploratorios.
El espacio y los lugares a explorar se irán haciendo más amplios y alejados de su base a medida que el niño vaya creciendo y aumentando su autonomía.
El niño influye activamente sobre el medio físico y social que le rodea, contribuyendo a mejorar o a agrabar los factores adversos.
Privatización cultural
El poco interés por el aprendizaje y la cultura manifestada por el pobre nivel conceptual del grupo familiar se traduce en una falta de estimulación al niño.
Si al niño se le habla poco, no se le proporcionan materiales tales como libros de cuentos o ningún otro juego didáctico, etc.; el niño se convierte en un niño subestimado culturalmente que no desarrolla al máximo sus capacidades.
Estos niños generalmente rinden por debajo de sus posibilidades reales y dan impresión de un retraso mental.
Déficit de la enseñanza y el control moral
Es importante la actitud de los padres, muy especialmente del padre, frente a las manifestaciones incipientes de desviación social en el hijo.
Los padres del adolescente normal asumen una posición designada de intransigencia frente a las cuestiones y valores sociales y morales.
Los padres del adolescente con tendencias psicopáticas son mucho más débiles e inconstantes en sus actitudes y se sienten poco responsables de las desviaciones que presentan sus hijos.
Éste tipo de déficit en las actitudes paternas es importante a través de todo el desarrollo del niño, pero resulta especialmente importante entrando la adolescencia.
Déficit del juego social
La interacción con otros niños a través del juego, constituye una necesidad para el desarrollo psicológico normal del niño.
Mediante el juego social el niño recibe un poderoso estímulo sobre todo en la esfera de lenguaje.
La evolución de la socialización que en el juego se expresa en la etapa del párvulo, etapa del preescolar y etapa escolar, al grupo del adolescente parecen necesitar un aprendizaje temprano que se inicia en el segundo año de vida.
El niño privado de interactuar con otros niños (el sobreprotegido, el recogido en la casa) en las primeras etapas se le hace muy difícil incorporarse más tarde.
Éstos niños tienen dificultades para el manejo de las situaciones grupales siendo muy agresivos, egoístas, incapaces de colaborar, indefensos, o cohibidos según sea su tipo de personalidad.
El superar estas dificultades les cuesta más trabajo mientras más tardía es su incorporación a las actividades del juego libre y grupal.
Su falta de conocimientos de experiencia en las relaciones humanas son semejantes.
Su falta de habilidad y destreza en los distintos tipos de juegos colectivos, los orilla a ser rechazados por los demás, que los ven como torpes y distintos a ellos.
El déficit del juego es tanto más patógeno cuando más riesgos patológicos presente el niño. En el tímido la timidez se acentúa lejos de reducirse; el inmaduro o infantilizado cada vez aparece a los otros más ingenuo o tonto; en el agresivo se acentúa la agresividad.
Resulta necesario proveer a los niños de oportunidades tempranas para la socialización a través del juego y la interacción con otros niños, tanto de su edad como mayores y más pequeños.
Déficit de oportunidades para la identificación con el padre (ausencia física y/o emocional del padre)
El padre tiene una función muy importante y especial en la educación del niño con respecto a la identificación sexual; el padre sirve como modelo para el establecimiento de patrones de conducta sexual en el varón.
Es importante que el padre le dediqué tiempo al niño, en que los dos hallen salidas y tengan experiencias comunes, de ser posible mutuamente placenteras.
Lo que importa de esta relación padre-hijo, no es tanto la cantidad sino la consistencia y regularidad de los mismos.
El objetivo es que el niño se una afectivamente más al padre y tenga oportunidades regulares de tenerlo como modelo.
Exigencias superiores a la edad mental y/o emocional del niño
Un caso típico de este tipo de situaciones patógenas es el del niño que sin ser retrasado mental, tiene una incapacidad intelectual limitada, y este hecho no ha sido reconocido en casa ni en la escuela.
Se le exige al niño como a los demás, se le acusa de perezoso, inatento, majadero, etc.
El niño se ve confrontado con una situación de imposible solución para él. El propio niño no comprende ni llega a creer qué sus fracasos son por su culpa.
La resultante, es el agotamiento del interés del niño en el aprendizaje, la desesperanza y más tarde, el rechazo al estudio y la mala conducta.
La mala conducta se produce por un doble mecanismo: la pérdida de interés en el aprendizaje, y las continuas amonestaciones y el exceso de críticas, castigos y comparaciones desfavorables con otros, engendra una hostilidad intensa que lo lleva a la rebeldía y al negativismo.
Reconocido a tiempo y manejado adecuadamente, es posible evitar esta desadaptación cuyas consecuencias a largo plazo pueden llegar hasta la deserción escolar y la sociopática.
Estos niños no requieren de enseñanza diferenciada, pero si de un manejo dentro del aula normal, que tenga en cuenta sus limitaciones y que descubra aquellas capacidades más desarrolladas.