Para concluir, es importante descatar que toda ética se relaciona directamente con la psicología, ya que ambas estudian los actos y conductas humanas. El cual describe la ética como un punto que busca formar el ciudadano para la justicia y el bien común. Se debe resaltar que, en la literatura no existe un consenso con relación a la definición de ética, pues desde los principios de la humanidad, la ética ha sido defendida como una parte que integra la filosofía, principalmente como siendo una ciencia de la conducta humana. En definitiva, la ética tiene como base la concientización del hombre en hacer el bien y evitar el mal. Pues, el hombre al practicar el bien o el mal, irá reflexionando acerca del juicio común entre la humanidad, tales como: no robar, no matar, mentir, engañar, destruir, y todavía, analizar el contexto cultural, ideológico y las tradiciones que conducen la sociedad o un grupo de personas el cual está inserido. En la concepción aristotélica, la ética es la ciencia de las conductas, menos exactas en la medida que se ocupa con asuntos de cambio. Ella no se ocupa con aquello que es esencial e inmutable al hombre, pero de lo que puede obtenerse por acciones repetidas, disposiciones adquiridas o de hábitos que constituyen las virtudes y lo moral.