La civilización romana, más allá de su relación con en teatro y los espectáculos de circo, también introdujo el canto en todos los aspectos de la vida social, en el trabajo, en las actividades de recreo, en las ceremonias religiosas, de amor y satíricas, así como en los grandes festejos. Tanto en Grecia como en Roma las intenciones pedagógicas no se orientan a la formación de músicos, sino a desarrollar los conocimientos melódicos y rítmicos precisos para ser un buen orador.