Decía que el conocimiento se produce como resultado de aplicar estructuras cognoscitivas que están en nuestra mente a los datos obtenidos por medio de la experiencia sensible. El problema radica en que no es posible obtener experiencia sensible de los objetos metafísicos: de la realidad en su conjunto o de Dios o del alma humana. Por tanto, cuando aplicamos los conceptos de nuestra mente a los objetos de la metafísica como si se tratara de objetos de los que hemos tenido experiencia sensible, damos la apariencia de obtener conocimiento, pero no es así. Defendía que si bien en el ámbito teórico no es posible avanzar en tales conocimientos, en el ámbito de la acción humana, en cambio, desempeñan un papel fundamental ya que ayudan a orientarla en la dirección adecuada.