Con el último suceso, los reyes de Portugal se mudaron a Brasil y, pasados 13 años, volvieron a Lisboa, mientras que el delfín Pedro se queda en Brasil, proclamando independencia el 7 de septiembre de 1822 y gobernando hasta 1831, cuando le sucedió su hijo, Pedro II, quien gobernaría hasta 1889, año de declaración de la República de Brasil.