Permite la manipulación del entorno, la locomoción y las expresiones faciales; mantiene la postura; produce calor. Los músculos del cuerpo sólo tienen una función: contraerse, acortarse. Cuando esto ocurre, se produce el movimiento y, por ello, los músculos pueden considerarse como las “máquinas” del cuerpo, cuya movilidad general refleja la actividad de los músculos esqueléticos, los músculos grandes y carnosos que se fijan a los huesos. Su contracción nos permite permanecer erguidos, caminar, saltar, agarrar, lanzar una pelota o sonreír. Los músculos esqueléticos forman el sistema muscular, diferente de los músculos del corazón y de otros órganos huecos cuya función es el movimiento de líquidos (sangre, orina) u otras sustancias (como los alimentos) siguiendo una ruta definida del cuerpo.