Se ha demostrado en investigaciones recientes, que los videojuegos pueden ser de gran ayuda para acrecentar la motivación de los estudiantes. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en alumnos de secundaria, concluyó que los videojuegos con modos de interacción colaborativa y de competencia, generan mayor interés y motivación en asignaturas que pueden resultar de menor interés, como las matemáticas, a que si se juega de manera individual. Con ello, encontraron dos de las principales orientaciones motivacionales: una es la meta de maestría, la cual lograba que los alumnos pudieran tener una mejor concentración en relación al aprendizaje y la forma en la que se desarrollaban la actividad. Por otro lado, las metas de rendimiento, se dieron gracias a la competitividad debido a que deseaban quedar dentro del top o ranking del juego. (Sánchez Aparicio 2014, citado en Plass, et al., 2013).