Todo lo que se puede medir, se puede mejorar. Esta es una frase que se suele decir, sin embargo, la medición en sí misma no aporta valor a una organización, pues para hacerlo deberá cumplir 2 condiciones. En primer lugar, la captura de datos se debe transformar en información que permita tomar decisiones para el desempeño de la organización. Y en segundo lugar, debe haber claridad sobre las prioridades (objetivos estratégicos) de la empresa, para que el ejercicio de medir lleve a su organización a procesos de mejora.
Elegir los indicadores de gestión errados es una de las principales razones por las que falla la implementación de la estrategia. Sin embargo, seleccionar correctamente los indicadores para el Balanced Scorecard de su organización es una tarea difícil que involucra una alta dosis de creatividad. Las organizaciones utilizan indicadores de gestión en múltiples niveles para evaluar su éxito al alcanzar las metas. Los indicadores de gestión de alto nivel pueden enfocarse en el desempeño general de la empresa, mientras que los KPI de bajo nivel pueden enfocarse en los procesos o los empleados en cada departamento como puede ser: ventas, mercadeo o un centro de soporte al cliente.