Malos hábitos de cuidado bucal, Fumar o masticar tabaco. Edad avanzada. Boca seca. Mala nutrición, incluida la deficiencia de vitamina C. Restauraciones dentales que no se ajustan correctamente o dientes torcidos que dificultan la limpieza. Cambios hormonales, como los relacionados con el embarazo, el ciclo menstrual o el uso de píldoras anticonceptivas, Genética, Condiciones médicas como ciertas infecciones virales y fúngicas