Aguas lénticas o lacustres
Un lago o laguna puede definirse, desde el punto de vista químico, como una disolución nutritiva de sales, iones y elementos que influyen de forma decisiva en la composición de las biocenosis. De forma recíproca, esta disolución se modifica continuamente debido a captaciones de agua, excreciones y descomposición de organismos.
Prácticamente todos los bioelementos conocidos pueden encontrarse en el agua, si bien algunos, y bajo condiciones normales, se encuentran en concentraciones muy bajas, como el nitrógeno y fósforo, salvo cuando por intervención humana incrementan considerablemente sus niveles de contaminación, disminuyendo la vida en los lagos, debido a la desaparición del oxígeno y otros bioelementos necesarios para la vida acuática.
La densidad del agua dulce es 775 veces mayor que la del aire, por lo que las adaptaciones de animales y vegetales a este nuevo medio son espectaculares. Así, por ejemplo, los tejidos de sostén de los organismos vegetales se hallan considerablemente reducidos, comparándolos con los de las plantas terrestres.