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El liberalismo democrático - Coggle Diagram
El liberalismo democrático
La Inglaterra victoriana
Gran parte del siglo XIX británico estuvo presidido por la figura de la reina Victoria (1837-1901). Su modelo de monarquía parlamentaria alcanzó una gran estabilidad, debido al turno pacífico entre los dos partidos en el poder:
Liberales
Conservadores
A su vez, el Parlamento, dividido en dos cámaras, la de los Lores y la de los Comunes, consiguió el equilibrio entre tradición y democracia.
Alemania y Austria adquirieron un gran desarrollo económico y cultural en esta época.
A lo largo del siglo XIX, el liberalismo doctrinario inicial, partidario del sufragio censitario, evolucionó hacia el liberalismo democrático de sufragio universal. Este cambio fue el resultado de las revoluciones liberales, del avance de la alfabetización y de la creación de partidos políticos de amplia representación.
Educación, cultura y religión
Cultura
La prensa escrita adquirió también gran importancia. El aumento de la educación y de la información promovió una mayor participación política de los ciudadanos.
Religión
Esta nueva cultura adquirió en algunos países un componente fuerte laico, es decir, se desligó de la influencia de la religión. En los países católicos, el laicismo derivó frecuentemente en una corriente anticlerical.
Educación
Con el aumento del tamaño de las ciudades y el desarrollo de la clase media, en el último tercio del siglo XIX creció la demanda de bienes culturales, como la educación y la información. Los liberales pensaron que la instrucción pública era uno de los deberes más importantes del Estado. Así, a finales de siglo, muchos países han implantado la enseñanza primaria obligatoria, consiguiendo altos niveles de escolarización entre sus ciudadanos.
Estados Unidos: un país de inmigrantes
En la segunda mitad del siglo XIX, Estados Unidos era un país dinámico. Tras la guerra de Secesión (1861-1865), el colosal avance económico ofrecía a sus ciudadanos grandes posibilidades de prosperar, tanto en las ciudades del Este y de los Grandes Lagos como en las tierras inexploradas y deshabitadas del Oeste.
Regía el sistema de sufragio universal, que cada Estado regulaba de manera diferente. Dos grandes partidos políticos –el republicano y el demócrata– se disputaban el poder cada cuatro años en elecciones muy vivas y participativas.
Su llegada provocó graves problemas sanitarios y de orden público en las ciudades, donde se crearon nuevos barrios destinados a agruparlos según su origen nacional o étnico.
La Tercera República Francesa
En 1871, Francia sufrió el último gran levantamiento revolucionario del siglo XIX: la Comuna de París. Promovido por los representantes de la Primera Internacional, se saldó con miles de muertos.
Este modelo de república democrática, civil, laica e ilustrada, inspiraría en España el régimen político de la Segunda República (1931-1936).
Sin embargo, el Imperio austrohúngaro arrastraba el problema de la diversidad de lenguas y etnias dentro de su territorio, lo que ocasionaría importantes nacionalistas en el futuro.
Más al este existían dos grandes imperios: Rusia y Turquía, con sistemas políticos que recordaban a los de los antiguos monarcas absolutos, sin parlamentos representativos y asentados sobre una economía fundamentalmente agraria.
La burocracia del Estado ejercía un gran control sobre la vida de los ciudadanos.