En un sentido bergsoniano, la intuición no es una mera forma de acceso inmediato, una especie de sentimiento o de inspiración indeterminada: tanto la duración como la memoria no resistirían, en este sentido, ningún proceso que los defina en cuanto tales como conceptos. La intuición, para que sea considerada un método, debe esforzarse por volcarse sobre sí misma en un desinterés radical que ensanche las posibilidades de su objeto. La intuición, en este sentido, comporta la implicación en un acto simple de una multiplicidad dada por el objeto intuido