La principal dificultad del análisis de procedencias sedimentarias se debe al hecho de que los sedimentos no son una imagen uno a uno de su fuente, lo que implica que parámetros distintos de la litología original determinan su composición final. En términos generales, los sedimentos clásticos están formados por dos tipos de material. Los granos detríticos, el componente dominante de los sedimentos clásticos gruesos, son los residuos de rocas madre meteorizadas (cristalinas o detríticas), mientras que los sedimentos de grano fino pueden estar compuestos esencialmente de minerales arcillosos formados por la meteorización de minerales inestables. Las características de composición y textura de los detritos iniciales se modifican por abrasión y clasificación durante el transporte, cuando los sedimentos se retiran de su área de origen. En principio, la cantidad total de tiempo disponible para el transporte en relación con la cantidad total de energía define la contribución relativa de la alteración mecánica y química de las partículas.
Durante la diagénesis, las fases minerales detríticas están sujetas a una mayor alteración, la llamada intra- solución estratal, mientras que las fases autigénicas pueden precipitar. Las propiedades últimas del sedimento reflejan así la litología original y toda la historia de sus modificaciones por meteorización, reciclaje, transporte, mezcla, deposición y diagénesis. La complejidad de estas modificaciones interdependientes impone ciertos límites a nuestra capacidad para inferir las características de las áreas de origen a partir de las propiedades de sus productos.