La lectura que se realiza por placer genera un mejor rendimiento escolar y, por ende, mejores notas (Dezcallar; Clariana; Cladellas; Badia; Gotzens, 2014). Por tanto, la lectura debe ser un hábito practicado por todos los niños, tanto para que amplíen sus conocimientos y vocabulario, así como para que desarrollen habilidades lingüísticas y cognitivas desde la creatividad e imaginación que ofrece todo buen libro.