En esta etapa especialmente conviene destacar el debilitamiento de los estamentos rígidos en que se dividía la sociedad feudal, el despegue de la industrialización, y el surgimiento de la burguesía como clase social con gran poder económico, que necesita educarse en un mudo de ideas más abiertas que el cerrado pensamiento religioso medieval, y que tendrá en educación su punto culminante, en las postrimerías de la modernidad, con el movimiento de la Ilustración del siglo XVIII.
La iglesia poco a poco ve relegada su posición de monopolizadora del saber, y el Humanismo va impregnando la forma de enseñar, centrada en el ser humano, más práctica y reflexiva, con la finalidad de formarlo en cuerpo y alma, como individuo libre y como parte del entramado social, siendo la enseñanza mucho más inclusiva y no reservada solamente a los poderosos.
LA EDUCACIÓN
La educación, gracias a la situación económico-social y sobre todo al apoyo de los humanistas, puede experimentar un desarrollo, dejando de ser exclusiva de los altos estamentos y de habitantes de ciudades.
En la primera mitad del siglo XVI se abren multitud de escuelas municipales que son encargadas a religiosos, y que suscitan un interés de todas las clases por considerarla como un medio de promoción social.
Durante la edad moderna la red escolar no seguía ningún criterio común, teniendo cada institución educadora –religiosa, individual o estatal- unas pautas propias que condicionaban el desarrollo de los alumnos.
Cada institución tenía sus propios criterios a seguir con respecto a los planes de estudio, materiales, principios pedagógicos, etc., al igual que tampoco existía una estratificación de los grados de enseñanza a nivel nacional, y por tanto, no existían grados de exigencia ni para el profesor ni para el alumno.
A pesar de que la pedagogía variaba con el tiempo y con cada institución, lo que no varió fue el principio de disciplina, la violencia. Estos castigos y/o torturas llegaron a tal extremo que en Inglaterra se tuvo que tomar medidas en contra de estas prácticas.
Telar de cintura del siglo XVI
La enseñanza primaria se realizaba en cualquier lugar, incluso en una taberna. La formación era simple y diferente para cada sexo, a los niños se les instruía en lectura y escritura; y a las niñas se les instruía en principios de fé, costura, economía doméstica y muy raramente lectura.
A estas instrucciones asistían niños de entre seis y diez años, aunque su asistencia era muy irregular ya que las clases se adaptaban al ritmo estacional de la agricultura. Los padres de estos niños no veían necesaria la asistencia de estos, lo que propicio una alta tasa de analfabetismo en las clases más bajas.