Durante los tres primeros años de la enfermedad, los pacientes pueden desarrollar exacerbaciones que, en ocasiones, están relacionadas claramente con desencadenantes como infecciones, cambios de medicación, embarazo, traumatismos o estrés emocional; aunque en muchas de las ocasiones no se encuentra un factor desencadenante.
Si la progresión de los síntomas de la MG continúa, se puede desarrollar una crisis miasténica con fallo respiratorio que obliga al ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos e intubación orotraqueal