Cuando llegó a la fiesta, todos voltearon a verla. Ella tenía puesto un vestido negro largo, con un escote pronunciado que dejaba toda su espalda descubierta. Su cabello lo tenia recogido, sus zapatillas eran brillantes, de patente, con unos tacones de diez centímetros que estilizaban aún mas su figura. No tenía maquillaje, salvo el labial rojo que cubría sus labios . El vestido le quedaba ceñido al cuerpo, como si fuera una extensión de su piel. Su mirada, agraciada por esos ojos negros, impactaba.