Nos vamos a enfocar, contemplar y encuadrar el tema de la identidad como una cuestión “[…] única, monotópica, univoca, monosémica, ni unidimensional, por el contrario es diversa, pluritópica, multívoca, polisémica, su construcción, como la de todo hecho social, está sujeta a razones multicausales y multifactoriales” (Guerrero, 2002, p. 106).
De la misma manera, se acompaña a este boceto la tendencia simplista que surge al pensar la cultura como equivalente de la identidad. Un juego sinonímico que es incorrecto; por ello, es insoslayable anteponer la diferenciación que hay en el concepto de cultura. Para iniciar, la cultura es una construcción del ser humano dada a conocer por medio de los universos simbólicos que se comparten en la sociedad (Guerrero, 2002, p. 103).
Adiciónese que el discurso es aquel que permite establecer la pertenencia respecto a la diferencia, siendo esencial a la hora de configurar la identidad (Guerrero, 2002, p. 103). La cultura es “[…] el producto de acciones sociales concretas generada por actores sociales igualmente concretos y en procesos históricos específicos” (Guerrero, 2002, p. 51).
Hay que mencionar, además, que dichas observaciones no son ajenas a las producciones cinematográficas. De hecho, no cabe duda de la relación mutua que hay entre los conceptos de cultura e identidad y que se inmiscuyen en el séptimo arte.