A la sangre y orina, que venían siendo las muestras biológicas más utilizadas para el análisis de estas drogas, se han venido incorporando “muestras alternativas”, como el pelo, que han mostrado importantes ventajas, al menos en determinados aspectos, frente a las muestras tradicionales (sangre y orina).
Esto ha sido posible, gracias al desarrollo de técnicas analíticas de alta sensibilidad, que permiten la utilización de muestras, donde generalmente, se dispone de escasa cantidad y concentración de tóxico.
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