Kilpatrick aboga pues por una integración completa de todos los factores educativos, intelectuales
y emotivos, individuales y sociales, instrumentales y finalistas. Pero es de reconocer que en el plano
más concretamente didáctico, no obstante hacer concesiones a las divisiones tradicionales (por ejemplo, en el nivel post-elemental, admite que una parte del horario escolar se divida en materias,
mientras la otra debería dedicarse a un “programa de actividades”).
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