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Antropología, además, el cual dice:, note que,, desde luego,, pues, Además…

- - - - La palabra she’ôl, que probablemente significa un lugar de desechos, nos da una representación simbólica de la tumba (Gn 37:35; 1 R 2:6; Pr 1:12). Cerca de sus puertas (Is 38:10), o de su boca (Sal 141:7), viven los que están cerca de la muerte, prontos a ser tragados por su insaciable apetito (Is 5:14; Hab 2:5) o quedar cautivos en su trampa (2 S 22:6; Sal 18:5)
        
        No puede haber retorno sin la intervención divina
        
        El término hádēs del NT, que se traduce como “muerte” o “sepulcro” (Lc 10:15; Hch 2:27, 31; Ap 1:18; 20:13, 14), es muy similar al término she’ôl del AT
        
        La creencia popular de que el hádēs representa un lugar de castigo intermedio que espera a los impíos luego de la muerte aparece en un relato popular del Talmud, el cual pudo haber provisto la base para la parábola de Jesús del hombre rico y Lázaro (Lc 16:19-31)
        
        El propósito de la parábola del rico y Lázaro, sin embargo, no es enseñar acerca del estado de los muertos
        
        En la parábola, tanto el hombre rico como Lázaro van al hádēs (v. 23). No hay un cielo y un infierno por separado
        
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  - - - Los muertos nada saben, no tienen memoria (El 9:5, 10; Sal 146:4)
  - - - La muerte no es realmente un sueño (una persona que duerme puede, por ejemplo soñar)
        
        La metáfora es útil porque sugiere que de la muerte se puede resucitar, así como del sueño se puede despertar (1 Ts 4:15-18)
  - - - La Biblia condena expresamente esta práctica (Éx 22:18; Lv 19:31; 20:6, 27; Dt 18:9-13; Is 8:19, 20)
        
        En el relato de Saúl con la pitonisa, es realmente Saúl quien identifica al espíritu con Samuel y el espíritu no dice nada muy nuevo u obvio (1 S 28:11-19)
        
        Basado en el resto de la información bíblica sobre el estado de los muertos y el ocultismo, es claro que Saúl se comunica con un espíritu maligno
  - - - Los dos puntos de este texto podrían ir después del “hoy”
        
        Compare este texto con Juan 20:17
        
        2 Corintios 5:1-10 y Filipenses 1:19-26:
        
        En estos pasajes Pablo divide la existencia humana en tres fases
        
        (A) La morada terrestre (2 Co 5:1, 2; Fil 1:22, 24)
        
        (B) La muerte, ilustrada como una persona sin ropas que Pablo quisiera evitar a través de la traslación (2 Co 5:3, 4; 1 Co 15:51-57)
        
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  - - - La muerte definitiva es la segunda muerte (Ap 20:6, 14). La primera es la que afecta a todos por igual como resultado del pecado de Adán
        
        La Biblia comenta que quienes participan en la primera resurrección (Ap 20:4-6) no participan de la segunda muerte
        
        La esperanza de la resurrección es clara tanto en el AT como en el NT
        
        Textos claves en el AT: Job 19:25-27; Is 25:8,9; 26:19; Dn 12:2
        
        Textos claves en el NT: Jn 11:24; 1 Co 15:51-56; 1 Ts 4:13-18; Ap 20:5, 6
      - Implica la cesación de la vida, su destrucción y por lo tanto es temida incluso por Cristo (Lc 22:42). La muerte es también un castigo (Ro 6:23)
        
        La muerte es una demostración de castigo (Ro 6:23)
- - - - Génesis 3 no especifica quién es la serpiente pero el NT lo aclara: Ap 12:9 (la serpiente antigua es el diablo o Satanás)
  - - - Es resultado de una decisión consciente y voluntaria tomada por criaturas inteligentes en oposición a la voluntad y la ley de Dios
        
        La Escritura describe que en algún momento del pasado, antes de la creación de la tierra, un ángel se rebeló contra el gobierno de Dios y trató de usurpar su posición (Is 14:13-14)
        
        Ese ángel se identifica como un querubín guardián (Ez 28:14). Debido a esta rebelión, este ángel fue arrojado del cielo a la tierra(Is 14:15; Ez 28:16, 17)
        
        Varios pasajes bíblicos se hacen eco de este evento (Lc 10:18; Jn 12:31; 2 P 2:4; Ap 9:1; 12:9, 10) donde se hace referencia que el ángel caído se llama Satanás (Ap 12:9) y sugiere que este no cayó solo
        
        Persuadió a muchos otros ángeles, los cuales lo siguieron en su rebelión (Ap 12:4, 7-9; 2 P 2:4; Jud 6). Después de la semana de la creación logró tentar a Adán y Eva y, como resultado, el problema del pecado se extendió a la tierra con todas sus consecuencias (Gn 3)
        
        El hecho de que Satanás y sus seguidores cometieron pecado en su rebelión contra Dios revela que vivían bajo la autoridad de una ley moral divina (Ez 28:15; Jn 8:44; 1 Jn 3:8)
        
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  - - - La Escritura describe la muerte como el proceso inverso al descrito en Gn 2:7
        
        "En Ec 12:7, cuando una persona muere, el polvo vuelve a la tierra (véase también Gn 3:19; Job 34:15; Sal 146:4) y el aliento de vida (rûah) vuelve a Dios. “Cuando Dios retira su aliento (Sal. 104.29 s.; Job 34:14 s.), el hombre vuelve a ser corporeidad muerta”.
        
        La Biblia enseña que los pensamientos de la persona también desaparecen ya que no hay conciencia (Sal 146:4; Ec 9:5-6)
        
        La Escritura a menudo se refiere a la muerte como un sueño (Dn 12:2, 13; Jn 11:11-14; 1 Ts 4:13-14)
        
        Esta muerte no es una condición natural (Ec 3:11). Los seres humanos estaban destinados a vivir para siempre
        
        La muerte en la experiencia humana es el resultado del pecado humano (Gn 3:17-19), el uso incorrecto del libre albedrío humano (Gn 2:17; 3:1-6)
        
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  - - - Pero las Escrituras se refieren a una segunda resurrección al final del milenio que abarca solo a los pecadores que se opusieron a Dios y rechazaron su salvación (v. 5)
        
        Esta resurrección permite el castigo final y la aniquilación de los malvados en un lago de fuego, descrito como la muerte segunda. Esta muerte implica también la erradicación de la muerte en sí misma (Ap 2:11; 20:6, 14-15; 21:8)
        
        La Escritura no concibe la existencia de un infierno como un lugar eterno de tortura para los pecadores
        
        Por otro lado, los santos están destinados a disfrutar de una vida eterna como seres humanos inmortales y glorificados, comenzando con el milenio en el cielo y la tierra nueva después de ese período (1 Co 15: 51-54; Fil 3:21; Ap 20-22)
  - - - El pecado entró en el mundo por el pecado de Adán (cf. 15, 18, 19), y por el pecado la muerte
        
        El efecto del pecado de Adán se transfirió a toda la humanidad. Por esa razón no hay ningún ser humano (excepto Cristo) que no haya pecado (Ro 3:9-20)
        
        Ro 5:12 ha sido mal comprendido
        
        “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó [o se extendió] a todos los hombres, por lo cual [y no por cuanto] todos pecaron”
        
        El pecado es una tendencia irresistible, que mora en nosotros (Ro 7:17; Jer 17:9)
        
        El pecado no ha afectado sólo al hombre sino que también ha afectado a la naturaleza en general (Gn 3:14-19)
    - - En este texto, el problema del pecado implica no solo la desobediencia a la voluntad y los mandamientos divinos (Gn 2:17; 1 Jn 3:4)
        
        Es también como una nueva condición en la naturaleza humana (Sal 51:5) que ha involucrado a la humanidad desde Adán (Ro 5:12ss) y produjo relaciones rotas con Dios (Gn 3:8- 11; cf. Is 59:2), otros humanos (Gn 3:12-13), e incluso con la naturaleza (vv. 18-19)
        
        El pecado humano ha afectado a la naturaleza introduciendo el problema del sufrimiento y la muerte en general (Gn 3:17-19).
        
        La solución del problema del pecado está más allá de las posibilidades humanas.
        
        A pesar del problema del pecado, la imagen de Dios no desapareció por completo (Gn 9:6; 1 Co 11:7; Stg 3:9)
        
        Los seres humanos todavía pueden responder a la iniciativa de Dios para la salvación (Jn 16:8; Ro 5:6-8)
        
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        Esto es un problema universal (Ro 3:23; 5:12), que necesariamente requiere la intervención divina (Gn 3:15; Ro 5:6-11)
        
        El pecado “abraza a todo el hombre. . . y su consecuencia, la muerte, se extiende sobre todo el resto de la creación”.
- - - - El texto bíblico claramente asume que esta porción bíblica es verídica (ej: Éx 20:8-11; Mt 19:4-6; Ef 5:31)
  - - - “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree... Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”
        
        Dios creó al hombre, así como al resto de su creación para que glorifique a Dios (Sal 19:1-4) en contexto de un compañerismo amante (Sal 100:1-4; Pr 8:31)
        
        La imagen de Dios implica que hay una semejanza de Dios en el hombre, pero no son necesariamente iguales
        
        Solo Cristo es “el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es” (Heb 1:3, NVI). Ciertamente, “él es la imagen del Dios invisible” (Col 1:15)
        
        Cabe resaltar que Dios creó al ser humano como la cumbre de la semana de la creación
        
        Hay un cambio en la fórmula de aprobación: de “era bueno” antes de la creación del hombre (vs. 4, 12, 18, 21, 25) a “era bueno en gran manera” después de ello (v. 31)
        
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    - - “La idea de las criaturas humanas como imagen de Dios primariamente apunta hacia su papel como representantes de Dios sobre la creación inferior (vs. [Gn 1:]26, 27; Sal. 8:5-8)”.
        
        Así como los ángeles, los seres humanos son criaturas inteligentes quienes tienen la habilidad de conocer a Dios y comunicarse con él (Gn 1:28-30; 2:15-17).
        
        El concepto de la imagen de Dios implica varias cosas.
        
        Esta conclusión es natural si la comprensión analógica de Dios en la Escritura involucra temporalidad, espacialidad, y el aspecto físico
        
        El ser humano es teomórfico
        
        “Que la imagen de Dios, según la cual fueron creados el hombre y la mujer, incluye una semejanza física es parte de la concepción que transmite la palabra original que se usa aquí [para imagen]”.
        
        Es lo que hace de los humanos criaturas espirituales
    - - Estos elementos son aspectos o dimensiones del ser humano en su conjunto
        
        La imagen de Dios no se refiere a un aspecto supuestamente separable del ser humano como el alma de la tradición cristiana (Agustín, Calvino)
        
        Los seres humanos son una entidad unitaria, como revela la terminología utilizada por Génesis. Dios formó al primer hombre usando polvo. Dios sopló en él su aliento de vida y el hombre se convirtió en un alma viviente (Gen 2:7; cf. Job 10:8- 12)
        
        Se puede deducir, entonces, que el texto muestra que el alma viviente (Heb. nepheš ḥayyâ) es la persona como un todo, incluyendo sus dimensión física.
        
        Dios creó al hombre originalmente como un ser glorioso y digno de ser honrado (Sal 8:4-8)
        
        En su perfección original el hombre poseía una justicia original
        
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        El alma no es una entidad consciente atemporal e incorpórea que puede sobrevivir a la extinción del cuerpo
    - - “La paradoja depende de una de nuestras facultades más valiosas: la libertad”.
        
        "La libertad abre el camino a la autonomía y consecuentemente a la no conformidad. Con todo, la autonomía conduce a la independencia sólo cuando el agente libre tiene su propia agenda para seguir”.
        
        Que la imagen de Dios implica la libertad de elegir seguir a Dios o no se evidencia, por ejemplo, en los múltiples requerimientos bíblicos de obedecer a Dios y seguir sus instrucciones morales
        
        Si el ser humano no tuviera libre albedrío, tales requerimientos serían innecesarios o incluso inútiles
        
        Desafortunadamente los humanos escogieron la muerte en un mal uso de su libre albedrío
        
        Esta misma imagen comprende al hombre y a la mujer no solo a uno de ellos
        
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  - - - El relato de la creación del hombre en Génesis 2:7 ha sido a veces interpretado como la infusión de un “alma” o sustancia inmaterial dentro de un organismo material
        
        La realidad es que el “soplo de vida” es algo que el hombre comparte con aves, reptiles, mamíferos y otros animales (Gn 1:30; 7:22)
        
        El hombre es también un “ser viviente”, un nefesh jayyâh como otros animales (Gn 1:20, 24; cf. Ec 3:19)
        
        El “soplo de vida” no es pues una entidad independiente del cuerpo con consciencia propia que pervive después de la muerte.
        
        La esperanza bíblica en relación a la muerte radica en la resurrección de los muertos, no en la inmortalidad del alma
        
        El hombre es un alma, en vez de tener un alma