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MUJER Y VARÓN - Coggle Diagram
MUJER Y VARÓN
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El cuerpo del varón está diseñado más para aportar que para recibir y el de la mujer, a la inversa.
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En el sistema nervioso (habla, imaginación, percepción, sentimientos ) y en la psicología (objetividad, practicidad, intuición) son diferentes
Las potencias espirituales humanas, inteligencia y voluntad, están más unidas a la persona, más personalizadas en la mujer que en el varón.
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La mujer puede ser más humana (más madre, más hermana) y también los vicios la dañan más que al varón.
Lo propio de la mujer es la belleza. La belleza es aquello que agrada al conocimiento. Es convocadora no provocadora.
Mujer y varón no son iguales en la naturaleza y en la esencia; no lo son ni corpórea ni psíquicamente. La igualdad es mental, no real.
Suele defenderse con ahínco que varón y mujer son iguales en dignidad. La dignidad de cada quién responderá a si s más o menos la persona que está llamada a ser.
La plenitud de lo humano no se realiza ni la mujer ni el varón por separado, sino la unión de esos dos tipos de configurar lo humano. Lo humano no es tal sin lo femenino ni sin lo masculino.
Solo puede reivindicar la igualdad de la mujer respecto del varón el que supone de entrada que la mujer es inferior al varón.
Se reivindica la igualdad de capacidades y oportunidades legales y con ello se tiende a asimilar la mujer al varón. Si esa equiparación respeta la distinta dotación natural y esencial de cada quién, es correcta. Si no, se deshumaniza a ambos, son impedimentos para alcanzar la propia perfección
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La persona es amor y amar a la persona implica valorarla como quien es, por su ser.
Amar es dar y no cabe dar sin aceptar. Amar es darse y aceptarse: otorgamiento y aceptación personales.
¿Qué se requiere para aceptar? Ante todo comprender. Si no se comprende quién es la persona a que se quiere amar, no se la puede amar personalmente.
Si no hay amor a la persona tal como ella es, y sobre todo, tal como está llamada a ser, no existe amor personal.
La distinción entre varón/mujer estriba en que el varón da amor para recibirlo mientras que la mujer recibe amor para darlo. Pero la clave está en aceptar, no en dar. Se acepta a alguien.
Si los dos cónyuges son el primer lugar aceptar también lo son respecto del mayor don posible: una nueva persona, el hijo.
La indisolubilidad matrimonial se justifica por la posibilidad de aceptación mientras se viva. Como con los hijos: nunca se deja de ser familia aunque se haya renunciado a ella.
El amor personal sube de nivel y se afianza cuando va a más, cuando es elevado, con Dios.
Feminismo: todas estas reivindicaciones han ido de la mano de un ataque directo y sistemático a la familia.
El peligro actual reside en el individualismo: es cerrado, un intento de explicar a cada quién solo desde sí, una autosuficiencia necia no falta de orgullo.
Paternidad y maternidad significa aceptar al hijo y darse a él conjuntamente; es servir, servicio a la vida.
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Educación personal: aceptar a cada quién como quién es y como está llamado a ser y en dar a cada quién lo pertinente para que siga su propio camino personal.