implica interconectar diferentes dimensiones de lo real; de ahí
su nombre, que proviene de la raíz latina complexus, participio de complecti, “enlazar”. Siguiendo a Edgar Morin (1921), su mayor representante y difusor, “lo complejo apunta más a una comprensión que a una disciplina, teoría o nueva religión”; responde a la forma en que ocurren y surgen las cosas, multidimensional, interactiva, y con componentes aleatorios o azarosos