En la forma de enseñar, el educador, inspirado en el trato afectivo relacional,
muestra una postura, un tono de voz, unas miradas, unas propuestas de trabajo, que reflejan actitud de acogida y a la vez de seguridad. De este modo el niño se
siente feliz y deseoso de acudir al colegio y de actuar en clase.
Para los niños pequeños su preocupación no es amar, ellos entregan todo su
afecto. El principal problema para ellos consiste casi exclusivamente en ser amados, en ser amados por lo que son, en ser reconocidos como son.
En la manera de concebir la enseñanza, tienen especial importancia los
esfuerzos encaminados a que el niño viva relaciones satisfactorias. La vivencia de relaciones satisfactorias conlleva afectividad, confianza, seguridad,
desinhibición, participación activa.