Para definir un proceso se deben seguir los pasos siguientes:
Establecer su misión. La misión identifica la razón de ser y el objetivo fundamental del proceso.
Determinar su alcance o ámbito, a partir de sus límites (dónde
empieza y dónde termina), sus entradas y sus salidas.
Identificar sus salidas (productos, información, registros,…) y sus
destinatarios o clientes. Es necesario conocer las necesidades y expectativas de los clientes para poder atenderlas satisfactoriamente
(tanto si se trata de clientes externos como internos).
Establecer los objetivos del proceso (cantidad, tiempo, calidad,
coste).
Asignar los recursos que el proceso consume o necesita utilizar
para poder generar las salidas: materias primas, medios productivos (máquinas, herramientas, etc.), información,...
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