Cambiar los sentimientos de una persona suele implicar
cambiar las percepciones de la persona, pero exponerla a los sentimientos de los demás alienta a la persona a tener empatía, es decir, puede empezar a ver cómo se sienten los demás, y puede verse a sí mismo en su lugar. Por ejemplo, cuando un profesor o un padre ve los de un niño discapacitado que tiene éxito en la escuela, que juega con otros niños, etc.