más aún, sigue Descartes, el yo, es decir, el alma, por la cual es lo que es, es enteramente distinta del cuerpo, es más fácil de conocer que el cuerpo, y aunque éste no existiese el alma no dejaría de ser todo lo que es.
En consecuencia, hay una distinción real entre la mente y el cuerpo humanos, pero, puesto que el hombre se conoce como mente, cada ser humano es únicamente su alma o mente, siendo su cuerpo ajeno a él mismo.