El marco curricular actúa como mediador entre la realidad social y la realidad personal para la internalización de significados, tanto en los alumnos como en los profesores, y establece en las intenciones mutables que conducen al cambio justificado, instrumentos capaces de prodigar cambios, que se deslizan pausadamente, como por un plano inclinado, para que sean asumidos naturalmente, evitando provocar situaciones externamente realizables, pero internamente no asumidas.
Merece la pena recordar el valor que se está dando en la nueva realidad educativa a la generación de una cultura adecuada, que apoye el desarrollo profesional del profesorado, como verdadero agente educativo, aspecto al que dedicamos la tercera parte de esta contribución.
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