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EVANGELII GAUDIUM CAPITULO CUARTO La dimensión social de la …
EVANGELII GAUDIUM
CAPITULO CUARTO
La dimensión social de la
evangelización
I. Las repercusiones
comunitarias y sociales
del kerygma
Confesión de la fe
y compromiso social
Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres»
No podemos realizarnos ni salvarnos solo. desde el corazón del evangelio reconocemos la intima conexión que existe entre evangelización y promoción humana.
El reino que nos reclama
La propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos
lo cual podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia
La enseñanza de la iglesia
sobre cuestiones sociales
No podemos evitar ser concretos para que los grandes principios sociales no se queden en meras generalizadores que no interpelan a nadie
Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios
II. La inclusión social de los pobres
Unidos a Dios
escuchamos un clamor
ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo
La exigencia de escuchar este clamor brota de la misma obra liberadora de la gracia en cada uno de nosotros.
lugar privilegiado de los pobres
en el Pueblo de Dios
Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los podres>
Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos
Economía y distribución
del ingreso
no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico.
se pretende aumentar la rentabilidad
reduciendo el mercado laboral.
La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común
Cuidar la fragilidad
Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona se identifica especialmente con los más pequeños
en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados pueden abrirse camino en la vida
El bien común y
la paz social
La paz social no puede entenderse como una
mera ausencia de violencia
el ser ciudadano fiel es
una virtud y la participación en
la vida política es una
obligación moral
desarrollar una cultura
del encuentro en una
pluriforme armonía
El tiempo es
superior al espacio
Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos
Este criterio también es muy propio de la evangelización, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo
El diálogo social como
contribución a la paz
Jesucristo, que es la paz en persona A todo bautizado a ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida reconciliada.
Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad.
El diálogo entre la fe,
la razón y las ciencias
La iglesia exige una síntesis entre un uso responsable de las metodologías propias de las ciencias empíricas y otros saberes omo la filosofía, la teología, y la misma fe, que eleva al ser humano hasta el misterio que trasciende la naturaleza y la inteligencia humana
La Iglesia no pretende detener el admirable progreso de las ciencias
El diálogo social en un
contexto de libertad religiosa
Los Padres sinodales recordaron la importancia del respeto a la libertad religiosa considerada como un derecho humano fundamental .