La realidad social se reproduce en la escuela, en las instituciones educativas, en general. lo que significa que cada uno de nuestros centros debe atender diferentes necesidades educativas, en función de la población que escolariza y del contexto social en el que desenvuelve su trabajo. y si se acepta esta premisa, habrá que aceptar la autonomía, de la escuela para que esta pueda cumplir con las funciones que tiene encomendadas. el mismo planteamiento es valido para la supervisión. No hace tantos años que los inspectores debían ejercer la función de control para garantizar que todas las escuelas "eran iguales". Es decir, que en ellas se cumplía el mismo programa, de la misma manera, con horarios similares o equivalentes con organización idéntica... si nos encontramos con la realidad descrita, las funciones de la supervisión no cambian, ciertamente, pero si su contenido: ahora la inspección debe controlar que todas las escuelas "son diferentes": como es fácil deducir, para que sean capaces de atender a "su" población especifica. los niños y niñas, los adolescentes, los jóvenes, presentan una gran diversidad; los contextos y grupos sociales, también. El centro, por lo tanto, tendrá que ofrecer respuestas adecuadas a esa diversidad de situaciones personales y sociales. Y la supervisión, controlar y evaluar que eso se lleva a cabo de la manera mas idónea. insisto: no cambia la función, pero si su contenido. De este modo, se garantizara la calidad educativa para toda la población escolar, es decir, se unirán calidad y equidad, consiguiendo calidad para todos.