El primero, el tiempo vivido, corresponde a las experiencias directas de la vida. ¿Cómo es la experiencia del tiempo en el niño? Según las teorías clásicas la conciencia del niño, por lo que respecta al tiempo, es inicialmente un mundo confuso y mal organizado que no discierne con nitidez ni el orden temporal (antes, ahora, después) ni las relatividades de las posiciones (simultaneidad, alternancia o sucesión) ni tampoco las duraciones.
La acción educativa ha de procurar una programación de actividades de aprendizaje para ayudar a ir discerniendo estas categorías utilizando siempre la experiencia vivida del alumnado como punto de partida.