Surge a mediados del siglo XIX como respuesta a una racionalidad presentada en el movimiento neoclasicista. Es por ello que, en su oposición a la razón, exalta los sentimientos, el enamoramiento, las emociones, la fantasía; se acompaña de un gran sentido de libertad para romper las normas establecidas por la sociedad, aunque no simpre tiene un final feliz.