El trabajo colaborativo contribuye a descentrar el pensamiento, pues las ideas de los demás sirven como un espejo ante el cual se revisan las ideas propias. Con ello se favorece, por ejemplo, el desarrollo de habilidades de razonamiento, en tanto se reta a los estudiantes a expresarse coherentemente para que otras personas los entiendan, así como la búsqueda de pruebas derivadas del conocimiento que se tiene o que se ha descubierto a través de la interacción social, para discutir, cuestionar y argumentar.