La historia del dibujo, como la de la imprenta, estuvo ligada a la importación del papel, soporte volante, provisional, que permite una gran diversidad de herramientas y de pigmentos: lápices, tintas, dibujos con aguadas, acuarelas, guachas, carboncillo, minas de plata o de plomo, barritas de pastel, tiza, crayón, piedra negra, etc.