Igual que un calendario de cuatro estaciones, doce meses, cincuenta y dos semanas y 365 días, que incluyen fiestas y días normales. El año litúrgico de la Iglesia usa términos y medidas similares. El año litúrgico tiene estaciones especiales llamadas “tiempos”, estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, primer Tiempo Ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Tiempo Pascual, Pentecostés, segundo Tiempo Ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey. Sin embargo, el propósito del año litúrgico no es marcar el paso del tiempo sino celebrar y entender con mayor claridad todo el misterio de Cristo, desde su encarnación y nacimiento hasta su ascensión, el día de Pentecostés y la espera de su regreso en gloria.