Conocida como la nación más joven del mundo, sufre desde el año 2013 una guerra que parece no tener fin, ni siquiera a pesar de la mediación de la comunidad internacional durante el gobierno de Barack Obama. Tras declararse la independencia respecto de la República de Sudán en 2011, el presidente y vicepresidente del gobierno del nuevo país entraron en conflicto por tener el control de los numerosos recursos naturales que posee: diamantes, oro, plata, volframio, cobre, zinc… Una vez más, en un país con tanta riqueza, son los más débiles quienes sufren las consecuencias; y no solo sufren los efectos de la guerra, ya que la población de Sudán del Sur además padece una de las hambrunas más graves del planeta.