Visión periférica: Visión periférica. La esencia del liderazgo es tener seguidores. Una mirada de 360º, con el filtro de la empatía, permitirá al líder conocerlos bien: características, sentimientos, inquietudes, expectativas, ilusiones y motivaciones. De este modo, la comunicación para compartir su visión con sus seguidores será más eficaz, los vínculos que se creen serán más sólidos y el compromiso será reciproco.
El líder es como un entrenador deportivo que debe gestionar personas de la forma más eficiente, conociendo el estado físico y anímico, organizando equipos orientados al logro de objetivos, extrayendo lo mejor de cada miembro del equipo, entrenando habilidades, exigiendo al máximo, escuchando, motivando, creando confianza, ayudando siempre que sea necesario, compartiendo éxitos y dando la cara en los momentos más complicados.
Visión artificial: En la era digital, el líder dispone de muchas herramientas tecnológicas para obtener y gestionar información, comunicar sus ideas, planificar y administrar sus proyectos, agilizar la toma de decisiones y crear vínculos con sus colaboradores. Debe conocer todas las soluciones que puede utilizar, hacer un buen uso de ellas y estar atento a futuras innovaciones para renovarse continuamente.
Visión nocturna: Hay circunstancias, bien sean de crisis, de conflicto, de respuesta a un ataque de la competencia o simplemente de innovación empresarial, en las que no existe información suficiente ni tiempo para tomar decisiones en condiciones óptimas.
En esos momentos, y al igual que hay animales que se orientan por sistemas naturales como la ecolocalización, o dispositivos militares que proporcionan visión en la oscuridad, el líder tiene desarrollar unas destrezas especiales o un sexto sentido que le permita orientarse en situaciones difíciles o de visibilidad insuficiente. La experiencia, la intuición o la inteligencia artificial forman parte del sistema de vigilancia nocturna del líder.