No obstante, gran parte de la controversia del término se encuentra asociada a la falta de información sobre este fenómeno, así como a la falsa creencia de que la inmigración en un país es algo negativo, algo que desmienten grandes economías como la del Reino Unido, Francia, Australia, Canadá, Estados Unidos o España, que han crecido gracias a estos flujos migratorios; de igual modo, también tendemos a creer en varios mitos sencillos de desmontar, como que los migrantes no son personas preparadas —lo que niegan, categóricamente, movimientos de masas como la fuga de cerebros en España, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, México, Venezuela o Argentina en el siglo XXI— o que se limitan a la búsqueda de mejores condiciones económicas: pudiendo tratarse de muchas otras causas que veremos a continuación —ecológicas, políticas y bélicas, por ejemplo—, así como dependientes de muchos otros factores.