Cada especie animal y de árbol, así como el bosque, viento y agua, tienen su amo o espíritu protector. Los yuracarés tienen canciones dedicadas a los árboles y animales, al viento y las aguas, que son cantadas para el respectivo amo con el fin de ganar sus favores. Los brujos y chamanes obtienen sus poderes (los primeros para dañar, los segundos para curar) del dueño del bosque, que vive en una gran casa dentro de los árboles de mapajo (Ceiba pentandra).