No es posible desnaturalizar un estereotipo, un lugar común, una creencia tradicional y firmemente arraigada, una norma, un hábito o, en general, un modo de comportarse, si no se da un proceso de crítica que someta a revisión, discusión y análisis el asunto en cuestión, revelando los mecanismos de poder que han fijado ese modo de ser, de hacer o de comprender.