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La Edad Media una época de contrastes - Coggle Diagram
La Edad Media una época de contrastes
Medicina Andalusí
En cualquier caso, la madurez científica llegó durante el período de los reinos
de taifas (1031-1086), una verdadera era dorada para la medicina y la
ciencia andalusí en general. Posteriormente, los médicos y científicos
andalusíes migrarán hacia el norte de África, de forma que fueron los
magrebíes los herederos de sus saberes. En el siglo IX destacó la figura de
Ibn Habib, médico de Granada al que se le atribuye el Mujtasar fi I-tibb
(Compendio de medicina), uno de los primeros documentos médicos de
prestigio de la medicina andalusí, a caballo entre la Medicina del Profeta y la medicina racional
Ya en el siglo X, Arib ib Saìd escribió el famoso Calendario de Córdoba, en el
que recopilaba nociones de dietética; y el primer tratado andalusí de
obstetricia y ginecología, al que bautizó con el nombre de Libro de la
generación del feto, el tratamiento de las mujeres embarazadas y de los recién nacidos.
El máximo representante de este siglo fue Abu-l-Qasim alZahrawi (936-1003), más conocido como Abulcasis, médico de la corte de AlHakam II que se hizo célebre por sus tratados de cirugía. Sus obras fueron
traducidas a lo largo de la Edad Media al latín, hebreo y provenzal, y serían
impresas en varias ocasiones durante el Renacimiento. La más importante de
ellas es Al-Tasrif (Libro de la práctica médica), una enciclopedia médica de
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El discípulo más aventajado de Avenzoar fue Averroes, que nació en
Córdoba, y que vivió entre 1126 y 1198. Destacó especialmente por su
doctrina filosófica, la cual era un peligro para la ortodoxia católica, ya que
negaba la inmortalidad del alma. Fue tenido por el hombre más sabio de la
península ibérica de su tiempo. Cuando la enseñanza de la medicina árabe se
disponía de forma similar a la de la escuela alejandrina, es decir, se
empezaba por las enfermedades de la cabeza y se progresaba hasta llegar a
las enfermedades de los pies; Averroes adoptó una forma de afrontarla
totalmente original, en su obra Colliget (Libro sobre las generalidades de la
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La Europa medieval: del monasterio a la universidad
Habitualmente, los historiadores tienden a considerar que la Edad Media se
extiende desde la caída del Imperio romano en el 476 hasta mediados del
siglo XV, cuando Constantinopla es conquistada en 1453 por los turcos. A
pesar de que abarca un largo período de tiempo, la medicina progresó
lentamente y las enfermedades se propagaron con enorme rapidez, ya que el
ser humano tan sólo podía confiar en su sistema inmunológico para
defenderse de los microorganismos. Por otra parte, la falta de organización
sanitaria en las ciudades y el hacinamiento de los hogares propiciaron que
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De la peste de Justiniano a la peste negra
Las epidemias de peste bubónica de la Edad Media no fueron las primeras de
elevada mortalidad que acabó con gran parte de los filisteos hacia el año
1320 a. C. y de la epidemia que hubo en Egipto hacia el año 100 a. C. En
la historia, de hecho, el patógeno fue probablemente el responsable de la
ambos casos se trató de epidemias localizadas, en ningún caso de pandemias
(es decir, epidemias que afectan a varios países o territorios geográficos
simultáneamente), como en la Edad Media.
Actualmente sabemos que la bacteria responsable de la peste bubónica es la
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La lepra, muerte social y marginación
Además de la peste hubo otras epidemias en la Edad Media que merecen una
cierta consideración por el número de pacientes al que afectaron y por los
remedios que se utilizaron. De todas ellas destacan especialmente dos: la
lepra y el fuego de San Antón.
Una de las primeras enfermedades que fueron descritas ya desde la Edad
Antigua fue la lepra, en la cual además de las lesiones cutáneas había
afectación de los nervios y destrucción de los cartílagos nasales y
auriculares, lo que provocaba una deformidad facial típica que durante el
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El fuego de San Antón
Desde el siglo IX hasta el XIV hubo numerosas epidemias en las regiones
orientales de Francia, Rusia y Alemania de una enfermedad con unas
consecuencias temibles, incluso peores que las de la lepra. Así por ejemplo,
en 1130, se desató una epidemia en Lorena que causó una gran mortalidad.
Esta enfermedad recibió varios nombres: fuego sagrado, mal de los
ardientes, fuego oculto(ignis sacer) y fuego de San Antón. Este último
nombre se dio a partir del siglo XI, momento en que se fundaron
monasterios de San Antonio Ermitaño, para atender a los enfermos. Este
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