Sus sistemas de distribución de agua y riego fueron parecidos al de los egipcios, pero mejoraron los materiales y su manipulación, manejaron en sus construcciones enormes bloques de piedra, de hasta de 120 toneladas.
Además dominaron el arco falso, para construcciones subterráneas, como tumbas y sótanos y en las superficiales, en puentes para vías y acueductos.