Con la edad se modifica el metabolismo, es decir, los procesos físico-químicos en el organismo. Como explica Hernández y Trujillo (2011) las personas de mayor edad tienen menor sensación de apetito que los jóvenes; en general, predomina una menor ingestión de alimentos, principalmente por una disminución del apetito, saciedad precoz y alteración en la apreciación sensorial de los alimentos, por lo que el anciano con el tiempo pierde peso.
Cambios degenerativos
La gente pierde masa o densidad ósea conforme envejece, especialmente las mujeres después de la menopausia. Los huesos pierden calcio y otros minerales. Según la biblioteca nacional de medicina de los estados unidos (2021) se presentan otros cambios tales como:
La columna está conformada por huesos llamados vértebras. Entre cada hueso se encuentran unos cojines de aspecto gelatinoso (discos). Con el envejecimiento, el tronco se vuelve más corto a medida que los discos pierden líquido en forma gradual y se hacen más delgados.
Las vértebras también pierden parte de su contenido mineral, haciendo que cada hueso sea más delgado.
Los huesos largos de los brazos y las piernas son más frágiles debido a la pérdida mineral pero no cambian de longitud. Esto hace que los brazos y las piernas se vean más largos al compararlos con el tronco acortado.
Las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. El líquido El líquido dentro de estas puede disminuir.
Las articulaciones de la cadera y de la rodilla pueden comenzar a perder cartílago (cambios degenerativos). Las articulaciones de los dedos pierden cartílago y los huesos se adelgazan ligeramente. Los cambios en las articulaciones de los dedos, más a menudo una hinchazón ósea llamada osteofitos, son más comunes en las mujeres.
La masa corporal magra disminuye. Esta disminución se debe en parte a
la pérdida del tejido muscular (atrofia).