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Las voces de las mujeres no son escuchadas en público en nuestra cultura y…
Las voces de las mujeres no son escuchadas en público en nuestra cultura y en nuestra política
la relación de desigualdad se debe en virtud de sus diferencias traducidas convenientemente en “debilidades” biológicas.
por ejemplo, la menstruación
la posibilidad de embarazarse
y la poca fuerza física
En la literatura antigua se reitera con frecuencia la autoridad de una
grave voz masculina.
La huella del patriarcado en nuestra sociedad son los feminicidios, que no sólo ocurren en nuestro país, sino en otros lugares del mundo, ¿la constante? Se asesina con odio.
Hay una manifiesta superioridad masculina sobre las mujeres y sobre los hombres que aún no alcanzan la mayoría de edad.
“una mujer debería abstenerse de exponer su voz a los desconocidos como se abstendría de quitarse la ropa”.
Las primeras mujeres cristianas eran representadas manifestando en voz alta su fe mientras las arrojaban a los leones.
Las mujeres, en otras palabras, pueden en circunstancias extremas defender en público sus intereses particulares, pero no hablar por los hombres o por la comunidad entera.
En el mundo clásico solo hay dos grandes excepciones a esta abominación de las mujeres que hablan en público.
De que una parte integral del crecimiento de un hombre es aprender a controlar lo que se dice en público y a silenciar a las mujeres de la especie.
Las mujeres no son escuchadas en la esfera pública; más que eso, tal como lo explica Homero:
La salida de tono de Telémaco fue apenas el primer ejemplo en una larga lista de intentos bastante exitosos, y repetidos a lo largo de toda la antigüedad griega y romana, no solo de excluir a las mujeres de la discusión pública sino de exhibir esa exclusión.
Esta “mudez” no es solo un reflejo de la falta de poder general de la mujer en el mundo clásico:
la falta de derechos de
voto, independencia legal y económica limitadas, etcétera.
Las mujeres que reclaman una voz pública son tratadas como andróginas excéntricas
Las mujeres se les han mantenido excluidas del mercado laboral y como mano de obra gratuita en el trabajo doméstico.
El habla en público era un –si no el– atributo definitorio de la masculinidad.
Las mujeres, incluso cuando no son silenciadas, tienen que pagar un precio muy alto para que se las escuche.
Las mujeres del mundo antiguo, por supuesto, no podían alzar la voz en una esfera pública a la que, en términos formales, no pertenecían.