La administración de un antiarrítmico puede causar dificultad para dormirse o permanecer dormido, inquietud, dolores de cabeza, nerviosismo, convulsiones, somnolencia, confusión, disminución del deseo sexual, mareos, temblor incontrolable de alguna parte del cuerpo, movimientos que no puede controlar, falta de coordinación o dificultad para caminar y entumecimiento u hormigueo en las manos, las piernas y los pies