Las disciplinas ven su nacimiento en la Revolución Científica y la Ilustración. Desde entonces, se ve un despego de la especialización, la profesionalización, la departamentalización y, por supuesto, la disciplinariedad bien definida. Las disciplinas pasaron por un momento clave en donde dejan de solo reproducir y compendiar el conocimiento, sino que también buscan producirlo.
Se da entonces una seria definición de los métodos, las teorías, las técnicas y demás características propias de una disciplina. Asimismo, los objetos de estudio cambian: el positivismo y cientificismo del siglo XIX y XX se deja atrás y los problemas complejos toman una centralidad, particularmente en torno a las relaciones humanas.
Por tanto, naturalmente, se da una gradual caída de los muros disciplinarios y llega una reconfiguración de la producción del conocimiento y el pensamiento social.
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