Este concepto resulta de mucho interés, cuando nos damos cuenta que comprende infinidad de referentes empíricos tales como un programa de televisión o de radio, un reportaje de prensa, pero también textos de la vida cotidiana: una plática de café, una clase universitaria, un saludo de pasillo. el concepto de texto, al correlacionarlo, en su dimensión discursiva, lo definimos como una unidad de signos (homogéneos o heterogéneos), ordenados sintáctica y paradigmáticamente, que tienen la
finalidad de contener discursos y producir acciones.
Un texto es en consecuencia producto de un conjunto
de operaciones sígnicas, sin las cuales no sería posible la presencia de los discursos y mucho menos de las acciones.
Este tipo de análisis recorre las dimensiones formales de
los géneros, sobre las cuales la lingüística es un auxiliar valioso, hasta encontrar planos semióticos, cuya formalidad se encuentra en sintagmas y paradigmas de
los signos que componen al texto.
Estos códigos es ya el objeto de investigación del análisis del discurso. En esta misma perspectiva, el abordaje analítico, todavía entre la textualidad y el sentido, a través de los enunciados, nos va revelando la función cultural del
texto del discurso que transmite un significado completo. En otros términos, un texto es un conjunto de signos, organizados de manera que producen un discurso.