En segundo lugar, el sacramento expresa la fe. La fe no consiste, fundamentalmente,en una adhesión a un credo de verdades teóricas sobre Dios,.el hombre, el mundo y la salvación
En tercer lugar, el sacramento no sólo supone y expresa la fe, sino que también la
alimenta. El hombre, al expresarse, se modifica a sí mismo y al mundo.
En cuarto lugar, el sacramento concretiza a la Iglesia universal en una determinada situación crucial de la vida, como es el nacimiento, la boda, el comer y el beber, la enfermedad, etc.
Finalmente, el sacramento hace presente y encarna una triple dimensión simbólica: Es gia y asume su verdadera función simbólica.rememorativo; recuerda el pasado en el que irrumpió la experiencia de la gracia y la salvación; mantiene viva la memoria de la causa de toda liberación, Jesucristo y la historia de su misterio
- El momento dia-bólico en el sacramento
Se hacen signos figurativos de la presencia del Señor, pero sin la preparación del corazón. Los sacramentos se emplean para expresar la adhesión a una fe, pero resulta que esa fe es algo sin consecuencias prácticas, es pura ideología; no modifica la praxis de la vida. El cristianismo de la pequeña burguesía y de la clase media satisfecha se presenta, no raras veces, como puramente sacramentalista