Comercio: En la época del Imperio romano, el mayor nivel de tráfico comercial, tuvo lugar dentro de las fronteras del propio Imperio.
Para facilitar la circulación de las mercancías se erigieron vías y se ofrecieron mapas y guías. En cambio, el transporte marítimo, permitió el desplazamiento de importantes cargamentos de mercancías. Así, los barcos más grandes de la época, no llegaban a transportar cargas superiores a las 150 toneladas.