La filosofía se hace subjetivista y, consiguientemente, también se subjetiviza el problema de Dios. Descartes es el gran fundador de este nuevo modo de filosofar, el verdadero "padre de la filosofía moderna." Para él, es necesario llegar a una certeza indubitable, es decir, una verdad de la cual no podemos en modo alguno dudar. Y esta verdad primera, para él, es el sujeto. Podemos poner en duda el mundo exterior y podemos también dudar que Dios exista, pero lo que no podemos cuestionar es que, si pensamos, existimos.